domingo, 20 de octubre de 2013

El Sacramento de la Confirmación



El Porque de la Confirmación



El bautismo es la puerta de entrada a la vida cristiana; ahora bien, la gracia recibida con este sacramento se va desarrollando a lo largo de la vida.  A este propósito buscan responder el resto de los sacramentos.  Sin embargo, no podemos desconocer que en nuestros días la celebración de un sacramento cuenta con poco interés, pues otras cuestiones han ido ocupando su lugar: la fiesta, los obsequios, etc.  No exageramos al decir que el mundo de hoy carece de sentido sacramental, y que es necesario recuperar lo perdido.

En está dinámica de pérdida de sentido, uno de los sacramentos que más ha sido golpeado por las críticas ha sido el de la confirmación, pues se le cataloga como un simple requisito para otras celebraciones.  Al respecto, es común escuchar lo siguiente: la confirmación es necesaria para casarse. Esto no es otra cosa que la conversión de un medio de la gracia a un simple requisito documental. ¿Acaso esto es lo correcto? No lo creemos.

Asistimos, también, a una época donde la catequesis se ha reducido a la memorización de fórmulas, y no ha dejado espacio para lo fundamental: del encuentro vital con la persona del Señor Jesús.  Si nuestras catequesis tienen por fundamento el encuentro con Jesús, es seguro que se llegará adecuadamente a la recepción de este sacramento, de lo contrario no.  Por el contrario, creemos que el sacramento de la confirmación tiene lugar fundamental en el camino de la vida cristiana, pues es gracias a él que cada uno, como una opción personal, decide seguir al Señor Jesús por el resto de su vida.  Una opción que transforma la propia existencia y el entorno en el cual nos desenvolvemos, una opción que va más allá de ser un requisito o un accesorio.  Es una opción que implica la responsabilidad y la autonomía de la persona.  Vemos por tanto necesario volver sobre el significado de este sacramento.